Es la fase que determinará el problema a analizar para poder tener una visión estratégica y global del proyecto. También nos ayudará a definir los datos necesarios para llevarlo a cabo con éxito. Nos haremos preguntas con el fin de estructurar todo el proceso y concretar sus objetivos.

Durante esta fase se trabaja para generar coherencia en los datos y prevenir posibles errores y pérdida de información. También se realizará la estandarización y la estructuración de los datos.

Se prueba la infraestructura para detectar posibles errores o imperfecciones. Se realiza la limpieza y tratamiento del dato para mejorar su calidad y se realiza una base normalizada dinámica o estática. Esta fase sirve también para preparar y procesar los datos para el siguiente paso.

Una vez transformados los datos al estándar predeterminado, los investigadores comienzan con las pruebas para poder obtener conclusiones y recomendaciones. En caso de detectar alguna discrepancia o falta de datos, se procedería a volver a la fase correspondiente para realizar los cambios necesarios.

En esta fase se interpretan los datos y se comparten con el equipo médico, usuarios y cuadro de mando, para poder validar las primeras conclusiones.

Con la información obtenida, se procede a actuar en base a los resultados que se deseen obtener del proyecto. Se realiza un mantenimiento preventivo y se valora la posibilidad de complementar con más datos. También se valora la posibilidad de explotar de los datos con el fin de obtener nuevas herramientas y conocimientos, facilitar tomas de decisiones, etc.

En esta última fase, se analiza el valor generado con la realización del proyecto, se miden los resultados del impacto de la explotación del dato, se valoran nuevas acciones y se comparten las buenas prácticas en otros ámbitos de investigación.